Neil Harbbison es un ciborg británico que padece una particularidad visual llamada acromatopsia, que le hace ver en escala de grises. Es un ciborg porque desde 2004 tiene implantado en su cráneo una antena le permite oír las frecuencias del espectro de luz, incluyendo colores invisibles como infrarrojos y ultra violetas.
Al principio, el dispositivo que utilizaba para “escuchar” los colores era más rudimentario: llevaba auriculares, necesitaba un ordenador de cinco kilos… Pero poco a poco fueron mejorando y perfeccionando el diseño hasta que ahora consiste en un microchip y una antena. El microchip está implantado en su cráneo y genera ondas que se transmiten por medio de sus huesos. Estas ondas son percibidas por su cerebro como sonidos, y cada sonido corresponde a un color diferente.
La motivación de Neil para convertirse en un ciborg fue el hecho de que, aunque no pueda ver los colores, es imposible ignorarlos. Los colores están por todas partes y se utilizan para todo. Están en los mapas, las banderas, los grifos del lavabo, las descripciones… incluso en los apellidos.
Al principio solo podía reconocer unos pocos colores, pero poco a poco fue ampliando la variedad de sonidos hasta reconocer una gran gama de colores, incluso algunos que no puede ver el ojo humano. En cada semitono hay treinta microtonos, cada uno de los cuales Neil identifica como una tonalidad de color.
Al principio, la sobrecarga sensorial le produjo dolores de cabeza, cansancio y dificultad para compatibilizar todas las informaciones que percibía por el sentido del oído. Sin embargo, con tiempo, paciencia y esfuerzo ha conseguido aprender a disociar los mensajes con contenido semántico de aquellos con contenido cromático, además de ignorar aquellos sonidos que no le aportan información relevante.
Existe cierta polémica alrededor del tema de la bioética. Mucha gente no está de acuerdo con que se implanten dispositivos o mecanismos en el cuerpo humano por motivos éticos, aunque, a la vez, un grueso de la población ve esto como algo positivo. Los que no están de acuerdo suelen argumentar que este uso de la tecnología no es natural, mientras que los que sí lo están, lo justifican con razones como que el ser humano está capacitado para evolucionar hacia donde quiera, incluso si esta evolución nos lleva a convertirnos en ciborgs.
La biotecnología es muy útil para aquellas personas que, bien de nacimiento o a causa de alguna enfermedad o accidente, tienen una discapacidad o una deficiencia mental o física. Un ejemplo de ello son los deportistas paralímpicos, que gracias a prótesis especiales pueden llevar a cabo actividades deportivas que no sería posible que realizasen por sí mismos. Lo mismo ocurre con las personas con problemas auditivos: con la ayuda de dispositivos que palian en cierta medida esa discapacidad, pueden hacer una vida más cómoda y más parecida a la de una persona con plenas capacidades.
Por razones como las anteriores, mi opinión es que no todo es blanco o negro. La tecnología no es buena ni mala por sí misma, es el uso que hacemos de ella lo que la convierte en un elemento positivo o negativo. Por eso debemos hacer un uso responsable de todas las tecnologías, siendo conscientes de sus ventajas y de sus peligros. La aplicación de la tecnología a mejorar la salud y la calidad de vida de personas (siempre y cuando también se respete la naturaleza) me parece absolutamente positiva, al igual que el avance en las investigaciones dedicadas a la curación de enfermedades. Me parece un uso loable y responsable de los avances científicos.
Por otro lado, el uso innecesario de estas tecnologías me parece arriesgado si se utilizan para crear “metahumanos” (humanos con capacidades superiores a las naturales) si estas pueden perjudicar de algún modo a la humanidad. El uso egoísta de estas tecnologías podría desembocar en algo peligroso y desconocido.
El Receso
¡Buenas, perezosos de todo el mundo!
Hoy paso por aquí para presentaros una nueva sección muy interesante del Hoy por Hoy de Cadena Ser de Granada. Se llama "El Receso" y lo lleva un grupo de jóvenes que rondan los veinte años. En la sección, que dura unos minutos, se dedican a hablar de temas muy variados desde la perspectiva de la gente de su edad, y todo el mundo puede interactuar con ellos a través de las redes sociales proponiendo temas, comentando el tema sobre el que estén hablando, etc.
Ayer, 3 de abril, estrenaron la sección, que tendrá lugar todos los martes a partir de las 12:30. Podéis escucharles en la frecuencia 102.5 desde Granada y en el siguiente enlace desde el resto del mundo:
Clic aquí para escuchar la emisora
Aquí os dejo el podcast de ayer por si queréis escuchar su primera vez con la sección. Empieza a partir del minuto 22:10.
Podcast
¡Nos vemos pronto con más material interesante!
Hoy paso por aquí para presentaros una nueva sección muy interesante del Hoy por Hoy de Cadena Ser de Granada. Se llama "El Receso" y lo lleva un grupo de jóvenes que rondan los veinte años. En la sección, que dura unos minutos, se dedican a hablar de temas muy variados desde la perspectiva de la gente de su edad, y todo el mundo puede interactuar con ellos a través de las redes sociales proponiendo temas, comentando el tema sobre el que estén hablando, etc.
Ayer, 3 de abril, estrenaron la sección, que tendrá lugar todos los martes a partir de las 12:30. Podéis escucharles en la frecuencia 102.5 desde Granada y en el siguiente enlace desde el resto del mundo:
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Aquí os dejo el podcast de ayer por si queréis escuchar su primera vez con la sección. Empieza a partir del minuto 22:10.
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¡Nos vemos pronto con más material interesante!
El perezoso ha regresado
El perezoso bloguero se quedó dormido hace poco más de un año, pero hoy ha despertado con ganas de marcha. Bueno, marcha... siempre y cuando pueda seguir durmiendo veinte horas al día, claro.
Un dos de diciembre decidió escribir un blog para añadir algo de dinamismo a su estática rutina. Y dijo: "¡Este... blog... sí... que... no... lo... dejaré... abandonado...!". Pero claro... Es un perezoso y, como tal, está demasiado ocupado. Solo tiene cuatro horas libres al día y dos se le van bajando del árbol a descargar y volviendo a subir. Ruego que le disculpéis.
Pero el perezoso ha despertado motivado hoy, así que en los próximos días le veréis por aquí.
¡Pausa!
Queridos perezosos, he de comunicar que el blog hará una pausa que durará más o menos un mes debido a motivos personales. Intentaré traeros una nueva publicación el día 17 de febrero, pero no puedo prometer nada.
A pesar de haber publicado con regularidad (una entrada por semana) y sobre contenidos muy diversos para que cualquiera pueda encontrar aquí algo de su interés, el blog apenas se ha difundido, ni siquiera anunciando las entradas en la página de Facebook. Espero que a partir de esta pausa que me veo obligada a hacer, la cantidad de seguidores del blog aumente y los lectores sean participativos y escriban comentarios. Quizá la clave sea dar a conocer el blog, así que enseñádselo a vuestros amigos y familiares, yo intentaré difundirlo en la medida que me sea posible. Sería divertido poder comentar las entradas con mis lectores.
Esto es todo por ahora, ¡nos vemos dentro de un mes!
A pesar de haber publicado con regularidad (una entrada por semana) y sobre contenidos muy diversos para que cualquiera pueda encontrar aquí algo de su interés, el blog apenas se ha difundido, ni siquiera anunciando las entradas en la página de Facebook. Espero que a partir de esta pausa que me veo obligada a hacer, la cantidad de seguidores del blog aumente y los lectores sean participativos y escriban comentarios. Quizá la clave sea dar a conocer el blog, así que enseñádselo a vuestros amigos y familiares, yo intentaré difundirlo en la medida que me sea posible. Sería divertido poder comentar las entradas con mis lectores.
Esto es todo por ahora, ¡nos vemos dentro de un mes!
Norma y uso (parte 1)
¡Hola de nuevo, amiguitos neotropicales! Hoy vengo a contaros algo de lo que me di cuenta hace tiempo: ¡a los perezosos les crece musgo en el pelo!
Es broma, no venía a contaros eso. De lo que me he dado cuenta es de las innumerables incorrecciones lingüísticas que podemos oír todos los días en nuestro entorno, unas más frecuentes que otras (no digo que yo no cometa ninguna, ojo).
Por esa razón, os traigo varios ejemplos de norma y uso que también servirán para que aquellos que no sepan estas cosas resuelvan sus dudas sin necesidad de recurrir al libro de Lengua que usaban en el colegio.
¿Por qué en el título pone "parte 1"? ¿Habrá una segunda parte? ¿Incluso una tercera? Exacto, como una sola entrada sobre incorrecciones lingüísticas se haría un poco pesado, he decidido dividir este tema en varias entradas, ¡así que estad atentos a las próximas publicaciones!
La confusión entre deber y deber de.
¿Alguna vez, mientras estáis hablando, os habéis preguntado si estáis utilizando "deber" y "deber de" correctamente? No son iguales, he aquí la diferencia:
- "Debe de aprobar el examen" (se cree que va a aprobar el examen, porque ha estudiado, porque era fácil... Es algo que se supone).
- "Debe aprobar el examen" (en este caso, tiene que aprobar el examen obligatoriamente; si no, no pasa al siguiente curso).
Esta es una de las incorrecciones más habituales, que escucho decir incluso a profesores de universidad.
La confusión entre sino y si no.
Algo muy habitual también en la expresión escrita, pero que se puede solucionar fácilmente con unos ejemplos que aclaren cuándo se usa cada uno. Antes de nada, especifico que no estoy hablando de "sino" como sinónimo de destino, eso es otra cosa aparte. Ahora veréis a qué me refiero:
- "Date prisa. Si no, no te dejarán entrar" (en este caso, ese si expresa una condición, que sería darse prisa; en resumen, que si no se da prisa, va a llegar tarde y no le dejarán entrar, ¡puntualidad!).
- "No se trata de darse prisa, sino de levantarse más temprano" (¿veis la diferencia? En este caso, hace una especie de corrección. No es esto, sino lo otro).
La "s" al final de la 2ª persona del singular de los verbos.
Probablemente los que cometen este error no son conscientes de que lo están diciendo mal simplemente por la costumbre de decirlo así. Ejemplos:
- "¿Acabastes las tareas?" (es acabaste, no "acabastessss").
- "¿Qué comistes ayer?" (es comiste. No sé qué comería ayer, pero debería comerse esa s).
Usar el infinitivo para expresar una orden.
Otro error aún más anclado a nuestro habla que el anterior. Es una costumbre difícil de quitar si has estado diciéndolo siempre así, pero siendo consciente del error, es más sencillo quitarse poco a poco esa manía.
- "Escribir un artículo sobre lo que queráis" (Escribid).
¿Y si queremos decirle a alguien que se vaya?
- "Ir a comprar el pan" (id ).
- "Iros a freír espárragos" (para mandar a alguien que haga eso, idos).
Algo un poco más complicado: ¿y el verbo cuidar? Sería cuidad. Pero ¿y si le decís a un grupo de amigos que se cuiden? ¿Sería cuidaros, cuidaos o cuidados? Cuidaros no, cuidar es infinitivo. Cuidaos es lo correcto. Pero... si se dice cuidad, ¿por qué no cuidados? Respuesta: esa d se ha ido perdiendo en el habla por razones que no os voy a contar (que no os voy a contar porque no me acuerdo, sinceramente).
Esto es todo por ahora, ¡mucho más en Norma y uso parte 2 !
Es broma, no venía a contaros eso. De lo que me he dado cuenta es de las innumerables incorrecciones lingüísticas que podemos oír todos los días en nuestro entorno, unas más frecuentes que otras (no digo que yo no cometa ninguna, ojo).
Por esa razón, os traigo varios ejemplos de norma y uso que también servirán para que aquellos que no sepan estas cosas resuelvan sus dudas sin necesidad de recurrir al libro de Lengua que usaban en el colegio.
¿Por qué en el título pone "parte 1"? ¿Habrá una segunda parte? ¿Incluso una tercera? Exacto, como una sola entrada sobre incorrecciones lingüísticas se haría un poco pesado, he decidido dividir este tema en varias entradas, ¡así que estad atentos a las próximas publicaciones!
La confusión entre deber y deber de.
¿Alguna vez, mientras estáis hablando, os habéis preguntado si estáis utilizando "deber" y "deber de" correctamente? No son iguales, he aquí la diferencia:
- "Debe de aprobar el examen" (se cree que va a aprobar el examen, porque ha estudiado, porque era fácil... Es algo que se supone).
- "Debe aprobar el examen" (en este caso, tiene que aprobar el examen obligatoriamente; si no, no pasa al siguiente curso).
Esta es una de las incorrecciones más habituales, que escucho decir incluso a profesores de universidad.
La confusión entre sino y si no.
Algo muy habitual también en la expresión escrita, pero que se puede solucionar fácilmente con unos ejemplos que aclaren cuándo se usa cada uno. Antes de nada, especifico que no estoy hablando de "sino" como sinónimo de destino, eso es otra cosa aparte. Ahora veréis a qué me refiero:
- "Date prisa. Si no, no te dejarán entrar" (en este caso, ese si expresa una condición, que sería darse prisa; en resumen, que si no se da prisa, va a llegar tarde y no le dejarán entrar, ¡puntualidad!).
- "No se trata de darse prisa, sino de levantarse más temprano" (¿veis la diferencia? En este caso, hace una especie de corrección. No es esto, sino lo otro).
La "s" al final de la 2ª persona del singular de los verbos.
Probablemente los que cometen este error no son conscientes de que lo están diciendo mal simplemente por la costumbre de decirlo así. Ejemplos:
- "¿Acabastes las tareas?" (es acabaste, no "acabastessss").
- "¿Qué comistes ayer?" (es comiste. No sé qué comería ayer, pero debería comerse esa s).
Usar el infinitivo para expresar una orden.
Otro error aún más anclado a nuestro habla que el anterior. Es una costumbre difícil de quitar si has estado diciéndolo siempre así, pero siendo consciente del error, es más sencillo quitarse poco a poco esa manía.
- "Escribir un artículo sobre lo que queráis" (Escribid).
¿Y si queremos decirle a alguien que se vaya?
- "Ir a comprar el pan" (id ).
- "Iros a freír espárragos" (para mandar a alguien que haga eso, idos).
Algo un poco más complicado: ¿y el verbo cuidar? Sería cuidad. Pero ¿y si le decís a un grupo de amigos que se cuiden? ¿Sería cuidaros, cuidaos o cuidados? Cuidaros no, cuidar es infinitivo. Cuidaos es lo correcto. Pero... si se dice cuidad, ¿por qué no cuidados? Respuesta: esa d se ha ido perdiendo en el habla por razones que no os voy a contar (que no os voy a contar porque no me acuerdo, sinceramente).
Esto es todo por ahora, ¡mucho más en Norma y uso parte 2 !
¡Qué molesto!
Hola holita, perezosos. Hoy os traigo un tema que probablemente todos conozcáis y que muchos compartiréis. ¿Nunca os ha pasado que, en vuestro día a día, de vez en cuando o habitualmente, os encontráis con personas que tienen comportamientos molestos?
Uno de los lugares donde abunda este tipo de personas es el transporte público. ¿Cuántas veces habremos escuchado al conductor pedir a la gente que avance hacia el fondo del autobús? Podemos ver autobuses en los que apenas puede entrar una sola persona más porque están todas acumuladas en el primer tramo del pasillo, mientras que el fondo está vacío. Sin embargo, mucha gente no se siente impulsada a ocupar los lugares vacíos, no piensa "quizá debería ocupar el fondo del autobús para que puedan entrar más personas, quizá si los que estamos aquí ocupamos el fondo no tengan que estar tan apretujados ahí delante".
Igual ocurre con la gente, estando dos asientos vacíos, prefiere ocupar el que está junto al pasillo en vez del que está junto a la ventana, al cual es más difícil acceder si hay una persona sentada en el otro asiento porque los espacios son estrechos. Además, es complicado llegar ahí mientras el autobús está en movimiento, y si hay mucha gente de pie en el pasillo, más. Esto hace que, habiendo asientos libres, haya personas que tengan que ir de pie.
Y no hablemos de la carretera...
Otro asunto muy molesto es el problema de los graffitis. Todos los días, cuando voy en autobús, voy mirando por la ventana y veo innumerables paredes y fachadas de edificios cubiertas de pintadas. Firmas de colores y garabatos que afean y dan un aspecto desidioso a las calles. Por supuesto, alguien tendrá que pagar por limpiar las paredes, y no será el autor de los graffitis (eso si no se queda la pintada en la pared).
Algunos argumentan que "es arte", pero lo que hacen la mayoría en las paredes no es sino pintarrajear letras y logos incomprensibles. ¿Queréis ver lo que es arte? Esto, por ejemplo, es un grafiti de verdad.
Y comportamientos como estos, a patadas. Desde los que tiran basura al suelo, tanto en la ciudad como en el campo (¡incluso cuando hay una papelera cerca!), hasta los que escupen en la acera. ¿Civismo? ¿Qué es eso?
Os invito a que dejéis un comentario contando qué comportamientos os molestan a vosotros, ya sea en el transporte público, en la calle, en el trabajo... Podría extender esta entrada con muchas más actitudes molestas o maleducadas, pero es más divertido si cada uno aporta lo que experimenta en su día a día. ¡Hasta pronto, perezosos!
¿Un límite para la libertad de expresión?
Muy buenas, perezosos y otros animales varios. Hoy os traigo una entrada sobre un debate que se abrió ni se sabe cuando y que aún está lejos de poder cerrarse. Me refiero a la pugna entre la libertad de expresión y la defensa de las creencias religiosas.
Hace poco leí un texto de Manuel Atienza, de la Universidad de Alicante, que trataba precisamente sobre este tema. Al final de la entrada os daré más detalles sobre dicho texto por si a alguien le interesa el tema y tiene curiosidad por leerlo. La cuestión es que, después de leerlo, me preguntaron mi opinión acerca de este eterno debate, así que procedo a contaros la reflexión que hice sobre ello.
Evidentemente es un tema complicado, en primer lugar porque entran en conflicto dos derechos: el derecho a la libertad de expresión y el derecho a libertad religiosa. En dicho texto se plantean cuatro soluciones diferentes e incompatibles: una que pone el valor de la religión por encima de la libertad de expresión; otra que plantea la necesidad de conciliar los dos valores; otra que sostiene que la libertad de expresión no es un derecho absoluto, sino que puede ser derrotado excepcionalmente; y una última que considera que las convicciones religiosas no pueden triunfar nunca sobre la libertad de expresión. En definitiva, dos más radicales y dos más moderadas.
Sin duda apuesto por las opiniones moderadas, por intentar resolver el problema conciliando los dos derechos. Cada una de las partes debería ceder un poco para llegar a un consenso. Por una parte, la libertad de expresión no debe ser coartada, pues es un derecho fundamental, y aquellos que se sienten tan ofendidos porque hayan blasfemado sus creencias deberían intentar minimizar el asunto y darle la importancia que merece, no mucha más. Por otro lado, los que deseen publicar un contenido que realmente pueda herir los sentimientos de algunas personas, deberían pensarlo dos veces antes de tomar esa decisión. Si deciden hacerlo, bien, el derecho a la libertad de expresión les ampara, pero desde ese momento quedaría en entredicho la moral y la capacidad de empatía de la persona que publica.
El problema es que ninguna de las dos partes afectadas en este debate parece estar dispuesta a dar su brazo a torcer: los que defienden la ideología de manera radical y los que defienden la libertad de expresión sin importarles que puedan hacer daño. Ningún radicalismo es bueno, y creo que este debate daría un paso más hacia una solución si todos intentásemos ser un poco más humanos.
¿Libertad de expresión? Sí. Pero desde el respeto.
Os invito a que reflexionéis sobre este tema y, si queréis, que dejéis vuestras opiniones en los comentarios. Para terminar, esta cita tan conocida, que viene muy al caso: Mi libertad termina donde empieza la de los demás.
(Aquí está el texto de Manuel Atienza)
Hace poco leí un texto de Manuel Atienza, de la Universidad de Alicante, que trataba precisamente sobre este tema. Al final de la entrada os daré más detalles sobre dicho texto por si a alguien le interesa el tema y tiene curiosidad por leerlo. La cuestión es que, después de leerlo, me preguntaron mi opinión acerca de este eterno debate, así que procedo a contaros la reflexión que hice sobre ello.
Evidentemente es un tema complicado, en primer lugar porque entran en conflicto dos derechos: el derecho a la libertad de expresión y el derecho a libertad religiosa. En dicho texto se plantean cuatro soluciones diferentes e incompatibles: una que pone el valor de la religión por encima de la libertad de expresión; otra que plantea la necesidad de conciliar los dos valores; otra que sostiene que la libertad de expresión no es un derecho absoluto, sino que puede ser derrotado excepcionalmente; y una última que considera que las convicciones religiosas no pueden triunfar nunca sobre la libertad de expresión. En definitiva, dos más radicales y dos más moderadas.
Sin duda apuesto por las opiniones moderadas, por intentar resolver el problema conciliando los dos derechos. Cada una de las partes debería ceder un poco para llegar a un consenso. Por una parte, la libertad de expresión no debe ser coartada, pues es un derecho fundamental, y aquellos que se sienten tan ofendidos porque hayan blasfemado sus creencias deberían intentar minimizar el asunto y darle la importancia que merece, no mucha más. Por otro lado, los que deseen publicar un contenido que realmente pueda herir los sentimientos de algunas personas, deberían pensarlo dos veces antes de tomar esa decisión. Si deciden hacerlo, bien, el derecho a la libertad de expresión les ampara, pero desde ese momento quedaría en entredicho la moral y la capacidad de empatía de la persona que publica.
El problema es que ninguna de las dos partes afectadas en este debate parece estar dispuesta a dar su brazo a torcer: los que defienden la ideología de manera radical y los que defienden la libertad de expresión sin importarles que puedan hacer daño. Ningún radicalismo es bueno, y creo que este debate daría un paso más hacia una solución si todos intentásemos ser un poco más humanos.
¿Libertad de expresión? Sí. Pero desde el respeto.
Os invito a que reflexionéis sobre este tema y, si queréis, que dejéis vuestras opiniones en los comentarios. Para terminar, esta cita tan conocida, que viene muy al caso: Mi libertad termina donde empieza la de los demás.
(Aquí está el texto de Manuel Atienza)
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