¿Un límite para la libertad de expresión?

Muy buenas, perezosos y otros animales varios. Hoy os traigo una entrada sobre un debate que se abrió ni se sabe cuando y que aún está lejos de poder cerrarse. Me refiero a la pugna entre la libertad de expresión y la defensa de las creencias religiosas.

Hace poco leí un texto de Manuel Atienza, de la Universidad de Alicante, que trataba precisamente sobre este tema. Al final de la entrada os daré más detalles sobre dicho texto por si a alguien le interesa el tema y tiene curiosidad por leerlo. La cuestión es que, después de leerlo, me preguntaron mi opinión acerca de este eterno debate, así que procedo a contaros la reflexión que hice sobre ello.

Evidentemente es un tema complicado, en primer lugar porque entran en conflicto dos derechos: el derecho a la libertad de expresión y el derecho a libertad religiosa. En dicho texto se plantean cuatro soluciones diferentes e incompatibles: una que pone el valor de la religión por encima de la libertad de expresión; otra que plantea la necesidad de conciliar los dos valores; otra que sostiene que la libertad de expresión no es un derecho absoluto, sino que puede ser derrotado excepcionalmente; y una última que considera que las convicciones religiosas no pueden triunfar nunca sobre la libertad de expresión. En definitiva, dos más radicales y dos más moderadas.

Sin duda apuesto por las opiniones moderadas, por intentar resolver el problema conciliando los dos derechos. Cada una de las partes debería ceder un poco para llegar a un consenso. Por una parte, la libertad de expresión no debe ser coartada, pues es un derecho fundamental, y aquellos que se sienten tan ofendidos porque hayan blasfemado sus creencias deberían intentar minimizar el asunto y darle la importancia que merece, no mucha más. Por otro lado, los que deseen publicar un contenido que realmente pueda herir los sentimientos de algunas personas, deberían pensarlo dos veces antes de tomar esa decisión. Si deciden hacerlo, bien, el derecho a la libertad de expresión les ampara, pero desde ese momento quedaría en entredicho la moral y la capacidad de empatía de la persona que publica.

El problema es que ninguna de las dos partes afectadas en este debate parece estar dispuesta a dar su brazo a torcer: los que defienden la ideología de manera radical y los que defienden la libertad de expresión sin importarles que puedan hacer daño. Ningún radicalismo es bueno, y creo que este debate daría un paso más hacia una solución si todos intentásemos ser un poco más humanos.

¿Libertad de expresión? Sí. Pero desde el respeto.

Os invito a que reflexionéis sobre este tema y, si queréis, que dejéis vuestras opiniones en los comentarios. Para terminar, esta cita tan conocida, que viene muy al caso: Mi libertad termina donde empieza la de los demás.

(Aquí está el texto de Manuel Atienza)

Receta de arroz a la soja

¡Hola de nuevo, amigos neotropicales y del resto de selvas del mundo! Al perezoso bloguero le ha dado la vena cocinera y hoy os trae una receta de arroz a la soja que, para ser sinceros, no se ha inventado él. Este plato es creación de uno de los lectores de El descanso del perezoso, está muy rico y se la inventó sobre la marcha con lo que había en casa, ¡guau!
Aquí va la receta.


Ingredientes: (para dos personas, aprox.)

  • 160 g de arroz
  • Aceite de oliva
  • Una lata de atún
  • 2 huevos
  • Queso rallado (preferiblemente suave)
  • Un diente de ajo
  • Salsa de soja


Preparación:

Preparar el arroz y conservar sin que pierda temperatura. Mientras se hace el arroz, poner un poco de aceite en una sartén y calentar a fuego fuerte. Una vez caliente el aceite, poner el diente de ajo laminado. Cuando las láminas de ajo hayan cogido color, bajar el fuego y echar dos huevos batidos y la lata de atún. Remover y preparar como si fuese un revuelto. Después, echar un chorrito de salsa de soja. Cuando toda la salsa haya desaparecido, quitar la sartén del fuego. Servir el arroz caliente en un cuenco o una fuente y añadir una capa de queso rallado al gusto. Por último, añadir el revuelto y dejar reposar uno o dos minutos. ¡Remover y comer!


Espero que os guste. Si os animáis a prepararla, os invito a que escribáis un comentario contando qué tal os ha salido y si os ha gustado. Le daré las felicitaciones al chef.
¡Hasta pronto!

Charla del fotoperiodista Juan Ferreras Iglesias

Hace tiempo asistí a una charla del fotoperiodista granadino Juan Ferreras Iglesias, colaborador en el periódico Patria, cofundador del Diario de Granada, corresponsal de El País y redactor gráfico de la Agencia EFE (ya casi jubilado). Además de que parecía un tipo simpático, pues le dio un toque cercano a la tertulia, me pareció una charla muy profunda y sincera, se notaba que iba aflorando de su interior. Solo en su forma de relatar lo que nos contó ya se notaba que sentía verdadera pasión y vocación por su trabajo.

Su forma de vida ha sido muy arriesgada en múltiples ocasiones por razones como haber estado presente en el escenario de una guerra o haber sido amenazado por las imágenes o la información que había conseguido, y también muy dura por todas las situaciones desagradables con las que se ha encontrado. En sus palabras se reflejaba la impotencia acumulada de haber presenciado hechos injustos y crueles y no haber podido acabar con todos ellos. Desde entonces, dijo, se había puesto al servicio del débil siempre que le había sido posible.

Es un claro ejemplo de que se puede ser feliz cuando amas tu trabajo, a pesar de que este te pueda dejar cicatrices, no te reporte apenas beneficios económicos e incluso a veces ponga en peligro tu vida.

No todo el mundo podría llevar una vida como la suya, por lo que advirtió que quien no estuviera cien por cien seguro no se atreviera a introducirse en ese terreno. También nos habló de periodistas a los que admiraba, nos recomendó algunos autores como el periodista Chaves Nogales y nombró a una serie de fotoperiodistas, según él, dignos de conocer: Robert Capa, Ansel Adams, Emilio Morenatti, Bernat Armangué y Samuel Aranda, entre otros.


En definitiva, fue una charla interesante, enriquecedora y, en cierto modo, curiosa. No todos los días se tiene la oportunidad de conocer a una personalidad tan particular como la de Juan Ferreras.

Otoño

¡Hola de nuevo! Al perezoso bloguero le dio la vena poética el otro día, durante esas 4 horas que permanece despierto al día. Logró escapar de un depredador y de la alegría decidió escribir una poesía.

Es broma. En realidad, me aburría tanto en clase de Derecho que en menos de media hora se me ocurrió esto. Se titula Otoño.


Miro por la ventana,
veo el cielo nublado
porque el sol no ha encontrado
el camino esta mañana.

Una hoja desteñida,
con la lluvia, con el viento,
con un suave movimiento,
alcanza el suelo, sin vida.

Frío otoño colorido,
que inundas el ambiente,
que inspiras a la gente
con tu encanto desmedido.

Os confieso algo ahora:
me aburro en clase de Derecho,
está claro, es un hecho,
y aún me queda una hora…


#Dato: creo que este tipo de estrofas (arte menor, rima consonante y esquema a-b-b-a) se llama redondilla.

Hijos de la gloria (2006)

Hola de nuevo, amigos neotropicales. Hoy os traigo una breve reseña de una película que he visto y que a lo mejor no conocéis, pero que merece la pena ver: Hijos de la gloria. Se trata de una película húngara, de la directora Krisztina Goda y el productor estadounidense Andrew Vajna.

Esta película basada en hechos históricos se estrenó en 2006, y este año no fue casual, ya que se cumplían 50 años de los acontecimientos ocurridos en Hungría en 1956. Este año, 2016, se cumplen 60 años y algunos edificios de Hungría se han llenado de carteles conmemorativos.

Vayamos a lo que todos estáis preguntándoos. ¿De qué va? Comienza con el partido de waterpolo entre Hungría y la URSS en los Juegos Olímpicos de Melbourne. En estas escenas vemos a un árbitro comprado que le da una inmerecida victoria al equipo soviético. A partir de aquí ya podemos suponer en qué línea se desarrollará la película: unos buenos muy buenos y unos malos malísimos, el bando de los buenos que se rebela contra la tiranía de los malos, tiros, banderas, tanques, más tiros…

Este largometraje refleja las revueltas y la cruda lucha del pueblo húngaro por conseguir liberarse del sometimiento soviético. Los protagonistas, un joven del equipo nacional de waterpolo y una estudiante revolucionaria, ambos valientes, nobles y decididos contra un poder represivo e implacable que lo controla todo.

En definitiva, una película muy recomendada sobre todo para los fans del cine histórico del siglo XX. Si la veis o ya la conocíais, dejad un comentario en esta entrada compartiendo vuestra opinión sobre la peli. Yo empecé a verla con pocas expectativas, pero os aseguro que no me decepcionó.

¡Hasta la próxima entrada!

Presentación del blog

Muy buenas a todos, bienvenidos a mi blog. A veces, cuando voy en el autobús, cuando estoy volviendo a casa, cuando las clases se vuelven soporíferas y mi mente se traslada inevitablemente a un abismo de pensamientos diversos, me dan ganas de compartir lo que se me pasa por la cabeza en alguna parte del vasto mundo de internet.

Como ya había tenido un par de blogs anteriormente, hace años, se me ocurrió crear un rinconcito donde plasmar mis pensamientos como aquellos que lo hacen por Twitter u otras redes sociales. Qué narices, me apetecía crear de nuevo mi propio blog, pero temía que no se me ocurriese nada para abrir nuevas entradas, como me pasó en el último que tuve (el cual, por cierto, quedó abandonado). Es posible que me ocurra lo mismo esta vez, pero tengo interés en publicar entradas que puedan resultar medianamente interesantes, así que se hará un esfuerzo.

En cuanto al contenido de las entradas, aún no sé exactamente de qué tipo será, probablemente muy variado. Como he dicho, trataré de que sea interesante o, al menos, agradable de leer para pasar el rato. También intentaré ir aprendiendo más sobre llevar un blog para poder mejorarlo conforme pase el tiempo y hacerlo llamativo para mis lectores. Sobre todo, espero que no se quede abandonado por carecer de contenido para actualizarlo, y que si decido abrir una encuesta o hacer una pregunta haya gente que responda aparte de mí.


Y hasta aquí esta breve presentación de El descanso del perezoso, ¡hasta la próxima entrada!